sábado, 7 de junio de 2014

POEMAS DE MARIELA BELLO Y CONCHITA OSIO (VENEZUELA)




















Cuadro: Tito Salas. Las Misiones (detalle). Colección Casa Natal del Libertador





AL INDIO DE MI PATRIA


Ay... el indio de mi Patria
Ay...! el indio de mi Tierra
que en la selva va arrastrando
el dolor de sus miserias.
Eres el mismo de hace siglos
aún cuando todos lo niegan ,
eres el mismo esclavo
que huye como las fieras
cuando viene el hombre blanco
por tus hijas y tus tierras.
Ese hombre blanco y ladino,
ese hombre que en Venezuela
es flecha trigo y tambor.
Crisol de razas que ciega,
olvida tu existencia triste
y destruye la raíz primera.
Ay...´ la siega de la raza.
Ay...! la siega de la tierra.
Ay, de este dolor inmenso
que me llena de tristeza!
¿Cómo hablarte si me huyes
igual que la vez primera?
¿Cómo tenderte la mano
en el gesto que consuela?
¿Cómo estrecharte en mi pecho
si todo su dolor me niegan
como una llaga escondida
en la entraña de la fiera?

Ay... el indio de mi Patria...
Ay el indio de mi Tierra,
yo quisiera incorporarte
a este suelo, que es tu tierra
y darte de la cultura
que nos trajeron de afuera
todo lo que pueda serte
útil y bueno en la selva;
que tu conserves tu mundo,
que tu conserves tus tierras,
que tus mujeres no sean
el botín de las torpezas,
ni las fuentes en que sacian
sus lujurias lo que llegan
con aguardiente y con sal,
con sífiles en las venas,
con tu miseria en las almas
y que al regreso, te niegan.
Ay... el indio de mi Patria.
Ay..., el indio de mi Tierra,
Ay de este dolor inmenso
que me llena de tristeza.
Ay de esta angustia que siento
corriéndome por la sangre
igual que los grandes ríos
que van cruzando tus selvas.


Mariela Bello
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Cuadro: Tito Salas. El padre de las Casas; protector de los indios. Colección Casa Natal del Libertador.




NO QUIERO SABER NADA!



(Hondo el latido de los indios queda
sobre la tierra que olvidarlos veda!

Ay! de mi Historia Patria
No quiero saber nada de su llaga...!
No quiero hurgar tortura de aborigen...!
Yo no quiero mirar las mordeduras
que royeron su raza

NO QUIERO SABER NADA

de los perros furiosos...
de los tremendos látigos...
del grito comprimido...
del llanto desolado...
del espasmo rebelde...
del aguijón clavado...!

No quiero saber nada
de su altivez vencida;
de su libre esperanza mutilada,
de su libre vivir entorpecido...!

No quiero saber nada de su signo
ni de su rota sangre!
ni de su vida errante, sometida,
ni de su pobre choza limitada!

Como serian de indómitos los pálpitos
del corazón bravío
de guaicapuro y de yaracuyes
De los indios sin himno y sin bandera
a la hora de la lucha!

Contorsión de dialectos que morían
bajo española tunda:
Ahogados en la carne con la sangre
y en el aire, insensible
al estampido del feraz trabuco!
Oh indiada que vivía
con la desigualdad sobre la vida
y en cada flecha el tiento de la angustia!

Su dicha quedó inánime...!
DOLOR que está doliéndome...!
A aquel horror quisiera dar la espalda:
Sin paz ni pan ni hogar...
con amarguras!...

Sin un milagro de sus dioses indios
sin la misericordia de lo arcano...
DOLOR que está doliéndome!...
DOLOR que está encallado...!

Y mi alma bebe toda esa tortura
en el sonar de la maraca...
en el clangor de la guarura...
En los incendios de la Patria:
(Invocación de Guaicaipuro!)

En los árboles corpulentos:
Oh, cadáver de Cayaurima
oscilando para escarmiento!...)

En el eco de los ladridos:
(Tamanaco es suprema angustia!...)

En los barrancos tenebrosos...
(Acuareyapa en lucha injusta!...)

En el asombro de los montes,
en el ”que horror” y en el “más nunca!...”

En el tambor que contra el cielo
abreva su honda desventura...!


Conchita Osio Sarmiento.



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