lunes, 4 de octubre de 2010

LA MADRE

Es una sombra ardiente
desvivida
en cristal del amor
es una sombra errante
desplegada
como principio al cielo
es la espiga del aire
vigilante
dando su corazón y su secreto.

Nos salva su espesura
que conduce al silencio.

Vamos hacia el azul
junto a su aliento
y nos duele su ayer
río fugitivo.

Oh suave jazminero;
oh fuente pura
árbol del sentimiento
inapagable.

Neblina en medio de la trágica
ansiedad de los días
cubriéndonos guardándonos
perfil neblina adiós.

 JEAN ARISTIGUIETA
Venezuela
De. Poesía Contemporánea, 1985.

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